Me confunde de tal manera que o bien me echo a reír, o bien a llorar, según cómo esté de humor. Y entonces me duermo con la extraña sensación de querer otra cosa de la que soy, o de ser otra cosa de la que quiero, o quizá también de hacer otra cosa de la que quiero o soy.
¡Santo cielo!, ahora también te voy a confundir a ti, perdóname, pero no me gusta hacer tachones, y tirar papel en épocas de gran escasez está prohibido. De modo que sólo puedo recomendarte que no releas la frase de arriba y sobre todo que no te pongas a analizarla, porque de cualquier modo no llegarás a comprenderla.
Tu Ana.
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