Ya no soy una persona, puesto que no tengo alma. Tampoco soy una cosa u objeto, debido a que tuve. Soy algo incompleto, inútil, considerado tenebroso.Y a pesar de los grandes logros que pude haber tenido mientras viví, ahora estoy condenado, confinado a la podredumbre, al horror y a la soledad.
Que tristeza saber que pasaré a ser solo un recuerdo, que seré ya un fantasma cuya remembranza asaltará de vez en cuando el pensamiento de alguien en un momento cotidiano. Inservible, frío, abandonado. Este cuerpo que alguna vez sirvió para tanto, hoy no sirve para nada. He ahí cuando reflexiono sobre lo que realmente somos:
El ser humano no es cuerpo, o alma... somos memoria. Mientras tengan vida quienes nos conocieron al igual nosotros seguiremos vivos de alguna manera, pero cuando transcurran los años acabaremos siendo fotografías antiguas que nuestras siguientes generaciones observarán con indiferencia, sin ningún tipo de afecto.
Es un panorama desolador, pero inevitablemente es el motivo por el cual vinimos al mundo. Simplemente vivimos para dejar un recuerdo. Ahora, en este instante, me he dado cuenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.