Mamá, es día de mercado en Cortona, la plaza es una fiesta interminable y todos están invitados, aquí convergen los estereotipos, es el ombligo de mundo, da risa pero no puedo evitar sentir que los italianos saben divertirse mejor que nosotros. En el mercado me comí una uva caliente y la dulzura púrpura floreció en mi boca, hasta el aroma es púrpura. Ojalá pudiera quedarme un poco más pero el campanil me recuerda el tiempo... ding, dang dong, dice la campana, en lugar de ding dong. Ojalá vinieras.
Te ama, Rodney.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.