sábado, 14 de julio de 2018

El punto azul pálido by Carl Sagan.

El texto que traduje y compartiré a continuación es muy importante para mi. Justo después de hacer el borrador de mi publicación "el hombre y el poder", di con este discurso del astrónomo y divulgador científico estadounidense Carl Sagan.

Cuando la sonda Voyaguer se encontraba increíblemente lejos de nuestro planeta, Carl sugirió que sería buena idea que esta apuntase desde la órbita de saturno, directamente hacia la tierra para dar un último vistazo de nuestro hogar.

La imagen arrojada fue muy estremecedora. Nuestro mundo, el que conocemos, en el que vivimos, el inmenso planeta tierra, desde dicha distancia se revelaba simplemente como un pequeño, solitario y pálido punto dentro de la vastedad del cosmos.

En lo personal siempre he pensado y he sido consciente de lo completamente irrelevante que le somos a las fuerzas del universo; sin embargo, encontrar este discurso de una mente tan ilustre como Carl Sagan, explicando de forma tan magistral algo que había pasado por mis pensamientos innumerables veces, me pareció simplemente mágico.



Considera nuevamente ese punto, eso es aquí, ese es nuestro hogar, esos somos nosotros. En él, cada persona que amas, cada persona que conoces, toda persona de la que alguna vez llegaste a escuchar, cada ser humano, quien sea que fuese, vivió su vida. El acumulado de nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y plebeyo, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, niño con esperanza, inventor y explorador, cada formador de moral, cada político corrupto, cada superestrella, cada líder supremo, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí... en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol. Desde este punto de vista distante, no hay evidencia de nuestra obsesión nacionalista, somos muy pequeños, en la escala de los mundos los seres humanos somos insignificantes. Una fina capa de vida en un oscuro y solitario trozo de roca y metal.
La tierra no es más que un pequeñísimo grano en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre, derramados por cientos de generales y emperadores para conseguir la gloria y ser los amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en todas las interminables crueldades que los habitantes de una esquina de este píxel hicieran contra los ni siquiera distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Lo frecuente de sus malentendidos, cuan ansiosos están por matarse unos a otros, cuán fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra presunción imaginada, la falsa ilusión que tenemos de poseer un lugar privilegiado en el universo son desafiadas por este pálido punto de luz.
Nuestro planeta, es una mota solitaria en la inmensa oscuridad cósmica. En toda esta inmensa oscuridad, en toda su vastedad, no hay indicios de que pueda venir ayuda de algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La tierra es el único mundo conocido hasta ahora capaz de albergar vida, no existe otro lugar, al menos en un futuro cercano, al cual nuestra especie pueda migrar. ¿Visitar?, sí, ¿Establecernos?, aún no. Nos guste o no, por el momento, la tierra es el lugar en donde estamos. 
Se ha dicho que la astronomía es una experiencia constructora de carácter y humildad, quizá no exista mayor demostración de la locura de la presunción humana que esta distante imagen de nuestro diminuto mundo.
Para mi, recalca nuestra responsabilidad de compartir más amablemente los unos con los otros para preservar y cuidar el pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario.